Feeds RSS
Feeds RSS

viernes, 12 de diciembre de 2008

Mi pequeño “Chicho Terremoto”

Y con este adjetivo sólo me puedo referir a la peque de la casa: Laura. Y yo que pensé que con Adri ya había superado mi dosis de paciencia y de aguante, y que no había nada ni nadie en este mundo más movido que él. Pero nooooo, ahora tenemos a Laura, pura energía alcalinizada.
Porque Laurita tardó en llegar pero al final aterrizó y de qué manera!!. Cuando ya lo teníamos todo por perdido, con un aborto de por medio, muchos análisis, muchos tratamientos, muchas ilusiones y desilusiones y ya con un informe nada favorable, apareció ella, por sorpresa. Y digo, sorpresa, porque ya había regalado/dejado todo lo de Adri: ropa, cuna, silla, y resto de periféricos de un proyecto “bebé”, cuando de repente empecé a notar algo extraño dentro de mí, que me hacía tener doble de sueño y doble de hambre. Y eso extraño, no era otra cosa, que la vida, en su más pura esencia.
Y ahora después de dos años y medio de que pasara todo aquello tenemos una personita correteando por toda la casa durante el día, y quitándonos el sueño durante la noche. Y esa personita es Laurita, la “nena” como se gusta llamar ella. Nosotros la conocemos como el huracán “Laura” porque por donde pasa arrasa, y si no que se lo digan a mi juego de café para 6 que adornaba la estantería de mi cocina, del cual sólo nos quedan 2 tazas y 4 platos.
Por lo demás, puedo decir, que es una niña difícil de ver, porque se mueve a la velocidad de la luz, y si antes estaba arriba, ahora está abajo, y si antes estaba dentro ahora está fuera. ¡Increíble! Pestañeas y ya no está, vuelves a pestañear y ya aparece. Le gusta mucho jugar al escondite pero la verdad es que no es nada habilidosa, porque sólo esconde la cabeza.
Después es una artista, sólo hay que ver cómo ha dejado la pared de su habitación armada únicamente con un lápiz de su hermano. ¡Menuda obra de arte!
Es ecologista, lo que no vale, a la basura y si hay algo que ella pueda aprovechar de la basura, lo rescata y listo. Le encanta sobre todo rescatar los botes de yogur de su hermano, para aprovechar la última gotita que queda en él.
Investigar es su pasión. Le encanta saber para qué sirve todo lo que está en los cajones, las gafas de papá, los juguetes de Adri, los botones de la tele, los zapatos de tacones y la escobilla del wáter. Amante del riesgo: escalada de altura, enchufes, puertas son su debilidad. Sabemos que tiene todo un ejército de angelotes velando por ella y estamos tranquilos.
No hay velcro, cremallera, cordones o botones que se le resistan. Recordemos que cuanto menos peso lleve encima a más velocidad puede correr. Sobre todo, le encanta andar descalza, luego vienen las temporadas de moquito va, moquito viene.
Odia cortarse las uñas y el pelo. Es un verdadero trauma para ella y para quien osa hacerlo, o sea la que aquí escribe.
Le encanta el zumo de naranja, se bebería litros y litros. Se levanta y la primera palabra es “ssssumo”. El mejor regalo para ella: una mandarina. Sabe pelarlas, desprender los gajitos y quitarle los hilitos, lo hace con suma perfección.
Amante de los idiomas. Habla japonés y chino mandarín con desparpajo. Hacerse la sueca también se le da bastante bien y ahora mismo está con el español, que a este ritmo en unos cuantos meses ya lo tiene dominado.
Le encanta canturrear en la bañera, a pleno pulmón. Siempre acompaña el canto con un “leve” chapoteo en el agua, manos y pies a la par hacen llegar el agua a niveles insospechados. Mi cara de horror hace contraste con su sonrisa de oreja de a oreja. Será…

Y podría seguir, pero ya no quiero aburrir. Cuando queráis os dejo a mi “Chicho Terremoto” que en el fondo, no es más que un solete.

2 comentarios:

Titajú dijo...

No sabes lo que me alegro de que mi chicho terremoto esté ya en el colegio y la pueda perder de vista cinco horas al día.
Raquel ha sido una dura prueba para mi escasa paciencia, y si tenemos en cuenta además que Claudia es una santa y siempre lo fue, pues la caída fue peor.
Pero una sonrisita suya con esos hoyuelos que tiene y ya te derrites.
El otro día empezamos a hablar de las gallinas y de los huevos y me soltó eso de:
"_¿Y entonces, si las gallinas salen de los huevos y para que haya huevos tiene que haber gallinas, qué se hizo primero?"
Socorro.

Virtu dijo...

Pues no sabes la cara que se me quedó, cuando hace una semana Adri me preguntó: "mamá, tú sabes lo que es un capullo?"