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sábado, 24 de enero de 2009

Temporal

Hoy he bajado la persiana de la sala, la que nunca bajo, porque me gusta que en mi casa entren todos y cada uno de los rayos de sol. Adicta soy.


Pero hoy no calienta el sol y es de noche.

Hoy mi queridísimo, no pudo practicar su deporte favorito, el tumbing, acompañado con el ronquing. Hoy ha salido después de cenar, después de una breve llamada al móvil. Ha salido a enfrentarse a este duro temporal. Claro, su trabajo consiste en reparar líneas eléctricas y hoy hay miles de avisos.

En este justo momento se acaba de ir la luz en mi casa, suerte que aún me queda batería…

Las ventanas parece que tuvieran vida propia y que gritan de dolor, y los árboles de la plaza se agarran con fuerza con todo lo que tienen, sus raíces.

Ya ha vuelto la luz pero la bombilla pierde intensidad por momentos.

En el equipo de música, la hora parpadea. Son las 00:27,o eran.

Quisiera irme a cama y quisiera irme tranquila, pero no puedo. Me preocupa él, el del tumbing-ronquing, el de la lasaña.

miércoles, 21 de enero de 2009

Sin tiempo para "ná"

Veinticuatro horas y no me dan para nada. Entre los niños, la casa, hacer la compra, el trabajo en la oficina y mis otras miles de historias en las que ando metida se comen las 24 horas de un día en un plis-plas.

Supongo que yo tendré la culpa, claro. Pero hay cosas que las hago por obligación y otras para disfrutar. Por ejemplo, dedicaría las 24 horas del día (bueno, no, al menos 7 deberían ser para descansar) a mis niños pero el trabajo en la oficina no me lo permite…¿Tendrá algo que ver esto con la igualdad, tan perseguida, por las mujeres?

Después están esas miles de historias en las que ando metida. Que no son más que mis “manualidades”, como yo le llamo. Y eso, es todo para mí. Puedo decir que si con algo disfruto es con esos ratos de tiempo en los que hago lo me da la gana: bloguear, leer un libro, cocinar, bordar…. Y por último, el invento de las “tartas de pañales”.
Hace tiempo que nació Pablo, el niño de mi buena amiga Patri y yo queriendo ser original busqué y encontré el regalo perfecto: “la tarta de pañales”. Todo un éxito inesperado. Un regalo perfecto para quien acaba de tener un bebochito y una alternativa excelente al tradicional centro de flores.

Y aquí estoy, haciendo tartas de pañales…..encantada eh!! La última salió esta semana pero ya tengo otros encargos pendientes y claro, son 24 horas, no? ¿Alguien puede decirme si hay algún truquillo para estirar más esas 24 horas?

Laura el lunes intentó echarme una mano, no dejándome dormir más que hora y media. Tengo que decir, que no me gustó nada, pero nada de nada…

Y ya sabéis si se os antoja una “tarta de pañales” para alguien especial, aquí me tenéis para echaros una mano o las dos….

miércoles, 14 de enero de 2009

China "mandarina"

Un leve movimiento de pestañas y donde antes había un almacén de bricolaje, un taller o un supermercado ahora hay un almacén chino y así cuento hasta siete, en 500 metros.

En el barrio, tras el mostrador y vigilando los pasillos de las clásicas tiendas “todo a 100” se encuentra una persona de ojos rasgados. Y en el mismo barrio donde antes había dos tiendas, ahora hay diez.

¿Es un sueño?

Pues no, es la realidad. Quizás siempre estuvieron ahí y nunca los hayamos visto. Esto es una pequeña “invasión” china.

Y digo yo, qué listos son estos chinos, para ellos no hay crisis que valga. Si hay que aprender un idioma totalmente diferente, se aprende. Si hay que trabajar noches, domingos y festivos, se trabaja. Si hay que vivir hacinados en la tienda (padres y niños), se vive. Son admirables estos chinos, tan cerrados en sí mismos (la familia lo es todo), escasa vida social, poco conflictivos, tan productivos y emprendedores, tan saludables (pocos se ven en la cola del médico), no dados a la mendicidad (¿habéis visto a algún inmigrante chino mendigando?),…

En cuanto a leyendas urbanas, hay de todo: que no pagan impuestos durante los primeros cinco años, que hay mafias que hacen desaparecer el cuerpo de un chino cuando este muere, que los chinos no mueren, etc… Y no es más que eso, leyendas urbanas. Porque en el colectivo chino habrá de todo como en el restante grupo de mortales, la mayoría pagan sus impuestos, están dados de alta en la Seguridad Social, cuando enferman o son mayores vuelven a su país natal.

Impresionantes estos chinos. Y aunque estamos muy en contra de los productos chinos, la verdad es que por los pasillos de esos bazares me encuentro muchos ojos no precisamente rasgados y la mayoría de objetos que poseemos, son “made in China”, no hay más que mirar la etiqueta.
Ah...y ¡Cuidadín con el coletazo del dragón!

lunes, 12 de enero de 2009

El paragüero de mal agüero

Llevo varios años sin paragüero y bien podría seguir sin él el resto de mi vida, pero no, ya estaba harta de ver los paraguas tirados por todas partes: en la terraza, en el coche,… y este año me permití el lujo de regalarme uno.

A Laura le encantó el paragüero, tanto, que a veces lo tengo que sacar al rellano de la escalera, porque saca los paraguas, los abre, los cierra, los tira… Así que a veces está dentro y a veces está fuera.

Pues hoy vino la vecina de arriba, a decirme que no podía hacer uso de la zona de común del edificio. Que el paragüero molestaba a algún vecino y quizás también a ella misma.

En caliente y muy educadamente le dije que no se preocupara que aunque no iba a estar allí definitivamente lo retiraba y punto.

Pero ya en frío, me puse a pensar (mala cosa), ¿a quién podría molestar el dichoso paragüero? El paragüero no se ve, a no ser que vengas hasta mi puerta… Y entonces deduzco que ha molestado a los vecinos de mi mismo rellano o a alguien le sobra el tiempo y anda visitando puertas ajenas. Así que llamé a la puerta de mis dos vecinas para pedirle disculpas por si les había molestado a ellas. Sus caras de asombro fueron lo suficiente convincentes como respuesta, no necesité más explicaciones, aunque me dieron muchas.

Y entonces ya me entró la paranoia, qué vecino anda visitando rellanos y curioseando lo que los demás tienen en su puerta? ¿Hay vecinos que les molesta que tú te estés beneficiando de un bien comunitario más que ellos?
Hay cosas que me dan pavor….y repelús.

jueves, 8 de enero de 2009

Cuando un amigo se va...

Hoy se nos ha ido un amigo.

Adiós Luis, Dios te tenga en su gloria. Descansa en paz, maestro de batallas.

La oca de la laguna llorará tu pérdida y nosotros viviremos con lo que nos queda, tus recuerdos.



La "Montaña de Enero"

Los del segundo C nos encontramos en plena escalada de la montaña de Enero, más conocida como la temible “cuesta de Enero”. A su lado, el Everest, es un “cambio de rasante”. A los niños los hemos colocado en cómodos trineos para que no se fatiguen. No llevamos oxígeno extra, no vaya a ser que se nos acuse de dopaje, y nosotros somos pobres, pero muy honrados.

Y vamos por nuestro camino, con la misma ilusión con la que iba Piecito en la archiconocida película “En busca del Valle Encantado”. ¿Encontraremos nosotros también el frondoso y rico valle? ¿O tropezaremos con un árido desierto?

La montaña, como todas las montañas, tiene dos caras: la de subida y la de bajada, peligrosas ambas. La subida está llena de asaltantes con armas de doble filo: el bus urbano, la hipoteca, el paro, la luz, el agua, el teléfono, la leche, los pañales, … que suben y se abalanzan sobre nosotros como una pesada losa de mármol. Y a la bajada, otro tanto de lo mismo, más peligros que se tiran sobre nosotros y pretenden despeñarnos montaña abajo: bajada de sueldos, menos mano de obra, gatos donde antes había liebres,… A mi compañero de fatigas (ése que practica tan bien el tumbing-ronquing en el sofá de su casa) le han eliminado un plus mensual de 90 euros de su sueldo mileurista, le han quitado muchos compañeros de fatiga (25 en total) y le han absorbido su tarde del viernes, que antes era nuestra y ahora es de su empresa. Pero ¡tranquilos!, no pasa nada… mientras no nombremos la palabra tabú “crisis” todo puede ir mejor.

Pero sabéis que os digo?, que me da igual! Que por muchas montañas que haya después de esta, lograré escalarlas todas y llegar a mi objetivo, que no es otro, que ese “Valle Encantado”…

miércoles, 7 de enero de 2009

Cansada...


Estoy cansada.


A veces, lo bueno también cansa. Eso de pasar horas delante de una buena mesa, con la gente que tú quieres, rodeado de las mejores comidas y postres, sin hacer nada más que hablar, comer, beber…también cansa. Menos mal que tengo todo un año para recuperarme.


Ayer los Reyes Magos se portaron demasiado bien con los peques de la casa, Adrián estaba feliz y contento porque los Reyes sí que conocían sus gustos, no como ese barbudo de Papá Noel que no tiene ni idea. Laura estaba nerviosa rodeada de “quecas” por todas partes, llorando, riendo, cantando y bailando. De hecho, ni tan siquiera fue capaz de dormir la siesta. Demasiado ajetreo…


Menos mal que mañana empezará otra vez la rutina, porque aunque para Adrián sea una lata volver al cole, para mí es todo un alivio. Porque a partir de mañana volverán los horarios estrictos de “a las 9 en cama” y por fin, podré ver lo que me apetezca en la tele y tendré todo el sofá para mí. Y si no me apetece ver la tele, pues leeré un libro. Y si no es un libro, será internet. Y si no es internet, serán otras cosillas. En serio, lo necesito.

domingo, 4 de enero de 2009

Otro año más...

Hoy es el cumpleaños de mi mejor amiga, la que mejor me comprende, la que aguanta todas mis penas, la que ríe mis alegrías, la que me acompaña minuto a minuto, segundo a segundo. Si voy al baño viene, si voy a currar un sábado de madrugada me acompaña, si voy de fiesta se apunta, si voy al cine siempre quiere ver la misma película que yo.

Si vamos de compras, siempre coincide con mis gustos y siempre se olvida de lo mismo que yo en el super. Usa mi misma talla de ropa y de zapatos. Tiene dos hijos que son un encanto y un marido que no la merece (ja ja). Igual que yo.

Una suerte, o una desgracia, míralo como quieras… pero en realidad, ella soy yo.

Así que repito, hoy es mi cumpleaños. Ya han pasado 38 años desde que decidí venir a este mundo un nevado 4 de enero. Según mi madre, mi aterrizaje fue un poco forzoso pero una vez solventados todos los problemas y viendo que había llegado con todo el equipaje me consideró un regalo de Reyes anticipado. En esos años durante las Navidades, a los padres con pocos recursos solían regalarles lo más necesario para sus bebés, incluyendo ropa y una canastilla para dormir el niño. Mi padre que esperaba un varón, se llevó una pequeña decepción, que superó con el paso del tiempo (o eso espero).