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domingo, 15 de febrero de 2009

¿¿Deportes de riesgo?? ¡¡Ruralízate!!

Tengo agujetas hasta en el dedo meñique del pie derecho. Lo que iba ser un fin de semana de relax total, en pleno contacto con la naturaleza más virgen que os podáis imaginar, se ha convertido en un hermoso tatuaje a modo de moratón en mi cacha izquierda, un hombro algo dislocado y el cansancio generalizado.

Tuvimos el honor de ser invitados por un buen amigo, a la 1ª Cena-Laconada de la Asociación Castaño y Nogal. Y en principio era eso, una cena. El viernes, la cena se convirtió en comida y cena. Y ya el sábado se transformó en comida-ruta rural-cena.

La comida fue espectacular. Comida casera, de montaña luguesa. Desde aquí felicitar a Fe, la abnegada cocinera, hermana del anfitrión. Las croquetas, como dice Loli, merecen ser patentadas. Los chicharrones prensados estaban de vicio. Y los embutidos de la montaña luguesa, que nada tienen que envidiar a los de Guijuelo. Seguimos con un buen platito de caldo con el que nos hemos quitado todos los males del alma y para terminar un lacón asado, con un sinfín de sabores a hierbas aromáticas. De postre una sencillas rosquillas, exquisito todo.

Y luego el paseo por las Fragas de Quintá. Fue algo no planificado, porque si no, me hubiese llevado un equipo de montaña (navaja multiusos incluida), no mis ridiculos collar de bisutería, zapatitos de suela extra lisa, pantalón ajustado, etc.. y el resultado no fue otra cosa que caída tras caída, resbalón por aquí, resbalón por allá, cruzar el río de agua helada sobre puente improvisado: tronco caído con musgo virgen, toda una aventura de riesgo.. Pero al final, de no sé cuantos kilómetros llegamos a aquella maravillosa cascada de agua, limpia, cristalina, pura… Mereció la pena y encima con souvenir: tatuaje en cacha izquierda para mí y para David, una brecha en su rodilla derecha. Qué más se puede pedir?? Pues la verdad, un teleférico no vendría nada mal, sobre todo para la vuelta….menudas pendientes, con las zarzas dándote en la cara. Llegamos exhaustos, sudados, y con la sensación de haber descubierto alguna selva virgen del Amazonas.. ¿Repetir? Tendría que ser en verano. En invierno demasiado peligroso.

¿La cena? Sopa de cocido, laconada y de postre, filloas. Nada del otro mundo, la verdad. Pero lo que realmente mereció la pena fue la parodia carnavalesca donde el mismísimo Paquiño Vázquez confesó sus graves pecados ante el Colegio Cardenalicio, uséase, el Papa. Incluso me dieron un pequeño papel, el de monjita que acompañaba al Santo Padre. Una oración al final de la actuación y ya. José Ramón, el que representaba a Paco, lo bordó y Pedro, totalmente integrado en su papel de Papa, metido a fondo en el personaje.

Fue un fin de semana diferente. Mi madre, cuando vió, la cantidad de barro que traían nuestros pantalones dijo:¿pero habéis ido de San Valentín o a la guerra? Se lo tuve que explicar….

2 comentarios:

Titajú dijo...

La próxima vez te quedas a ayudar en la cocina, o haces tú el pan, o pones la mesa, y te dejas de deportes de riesgo.
aunque te confieso una cosa; soy capaz de andar 10 kms con tacones sin cansarme, y dar un paso sin ellos me produce dolor de espalda.
Claro que el senderismo no es lo mío. Yo soy como tu marido, el tumbing y el ronking.
El orden es lo de menos.

Virtu dijo...

Todas las temporadas me compró un par de zapatos de tacones, a ver si alguna vez soy capaz de manejarlos pero me parece más facil pilotar un trasatlántico que andar sobre los dichosos zapatitos. Yo lo intento, pero no es lo mío..