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viernes, 18 de junio de 2010

Cartas de amor



"Llevaros los libros que nosotros no leemos, se llenan de polvo. Hija, si quieres llévate lo que hay en esa caja de lata”. Me dijo mi suegra.

Se refería a los libros de mis cuñados, que con tanta pasión habían coleccionado y pequeños recuerdos, cosas sin gran valor material pero sentimentalmente...


Había unos aros de flamenca blancos, un mecherito antiguo en miniatura, un broche, un clip, dos palitos atados con un cordón y … ¡¡cientos!! de cartas, meticulosamente ordenadas por fechas y en sus correspondientes sobres.


Cartas de amor, escritas con y para el corazón. Todos los martes, de todas las semanas, durante años, una.


Leí una por una, ordenadamente. Las de ella me costó mucho porque la letra era imposible, había poemas, folios y folios. El día a día.


No había internet. No había ni siquiera teléfono. Pero allí estaba todo. El mejor regalo, el mejor regalo en una caja de lata. ¿Dejarlo en el olvido? Yo ya lo llevo en mi corazón y a vosotros os regalo dos, sólo dos, que he escogido al azar. Sin ordenar por fechas....


ELLA:

Está amaneciendo, qué paz refleja tu cara cuando duermes, ya casi es la hora de empezar un nuevo día y la verdad, reconozco que no me gusta nada madrugar; quizás sea esa la razón por la que tengo tan mal despertar. Te agradezco tanto que cada mañana me regales la primera mirada, sonrías y que me digas: buenos días, mi amor. Me encanta mirarte cuando me preparas el café, te preocupas tanto de lo mío que se te olvida y no te importa que el tuyo se te esté quedando frío. Siempre piensas antes en mi que en ti, siempre. No sabes cuanto te quiero. Necesito ese beso, ese beso tuyo de ayer, de hoy y de siempre, ese beso que me das cuando me marcho y cuando regreso, cuando llego a casa tarde, cansada y con problemas y tú me recibes con los abrazos abiertos. Me ayudas, me oyes, se disipan mis penas.

Hoy desperté al nacer el día, me gusta tanto mirarte. Tenías los ojos cerrados a la luz y la mente abierta a los sueños, sobre tu cuerpo desnudo mis manos parecían tener alas, se me escapaban, volaban hacía ti, te acaricié de los pies a la cabeza. No sabes cuanto te quiero. Hay veces que nos hacen falta las palabras para entendernos, nos basta con mirarnos. Si tengo frío, me arropas con tu mirada. Si tengo calor, me refrescas con tu respiración. Lo siento, lo presiento, somos almas gemelas....

ÉL:

Bueno, cariño aquí tienes mi carta, espero que sea uno de esos cactus de los que me hablas, porque en verdad, cada vez que recibo una de tus cartas y me pongo a leerla es como si tú me estuvieras hablando aquí a mi lado.

Acabo de subir de ver la película de la tele y me he puesto a escribirte como quedamos convenido, hoy no me he echado la siesta, pues no me encuentro cansado como otros días, acabo de volver a leer tus dos cartas, que he tenido hoy, y en verdad, actúan de forma maravillosa sobre mi, haciéndome sentir el hombre más feliz del mundo, de saberme amado por una mujer tan maravillosa como tú, te quiero con toda mi alma, como nadie he querido ni querré, porque como bien le pedimos aquel día a la estrella, espero seguir así, como ahora, contigo, toda la vida.

Estoy aquí, en mi habitación escribiéndote y oyendo a José Luis Perales, escuchando aquella canción tan maravillosa que aquella noche te susurré al oído.

Acabo de encender un cigarro, y otra vez te imagino aquí a mi lado, si fuera así que maravilloso sería para los dos, pero espero que pronto sea hecho realidad, pues como te he dicho, el domingo estaré junto a ti para abrazarte y besarte en toda la cara y que en nuestros abrazos, pues no habrá sólo uno, nos casque algún hueso a los dos. Necesito tus caricias que me parece imposible vivir sin ellas, creo que no sucederá nada improvisto y podré estar junto a ti, aunque solo sea unas horas que para mi serán suficientes para poder pasar otros pocos días de nuestra separación...


Hay historias de amor eternas. Esta puede ser una de ellas. A mi me gustaría creerlo.

11 comentarios:

MARIETA dijo...

Joder con el amor... Qué fuerza que tiene, eh!

conchi dijo...

Que bonitas...eso hay que conservarlo como oro en paño. Yo también tenía todas las cartas que mi marido me escribió, pero un día de cabreo las rompí todas menos la primera.
Después cuando me pasó el enfado me arrepentí y le pedí que me escribiera una resumiendo más o menos las que había roto. Lo hizo y la tengo guardada.
Seguro que si se lo digo hoy me manda a freir churros.

Titajú dijo...

Cuando Cj se marchó a USA y yo me quedé sola en Santiago, sin él, le escribía todos, todos los días.
El conservó las cartas y yo las suyas.
Mi padre era marino y siempre me escribía.
Ya casada, aquí en Coruña, un día empecé a leer todos aquellos folios de Cj, de mi padre... y acabé llorando.
Las he roto todas, las he quemado, porque todo el amor que en su día escribieron sigue vivo en mi y siempre seguirá.
No quería que cayesen en malas manos. Un día pillé a dos primas leyendo un una en mi bolso, y fue horrible.
Están mejor rotas y quemadas. Las cosas de los amantes deben quedar entre ellos, siempre, porque siempre hay algún gilipollas que se ríe de ellas.

Moni dijo...

Cuando comenzó mi historia de amor con el padre de mis niños, nos escribíamos casi a diario...Yo ls tenía todas guardadas, junto a mi diario, y en una mudanza de piso, las quemé. Con el paso de los años, cuando nos separamos, él me dijo que el quemar las cartas fuera un presagio!!!! Sólo tengo la que me escribió la noche antes de casarnos, y esa la guardo como oro en paño!!!!

Matapollos dijo...

Jolín... pues a mí la única carta de amor que me escribieron la tuve que tirar rápidamente porque ya estaba casada y no era precisamente de mi marido.
Yo nunca escribí ninguna y la verdad es que me da un poco de cosa leer las de los demás sabiendo que son reales.
Aunque es una forma muy bonita de comunicarse, siempre fuí más de teléfono, como E.T.

Vane dijo...

Pues yo como matapollos, ni escribo ni me las han escrito.... De todas formas estas me parecen especiales, por como acabo la historia, es como si quisieran dejar constancia de todo ese amor... De que realmente existía, y no se fue con ellos.

Eduardo dijo...

Soy yo o la carta de la tía dice cosas sobre miradas, sueños, alas, almas gemelas... muy onírico todo.

Y el tío habla de que está viendo la tele, echándose un cigarro, escuchando música... vamos que me lo imagino en calzoncillos por la casa con una cerveza en la mano, rascándose la barriga y luego escribiendo..."va, que si, que te quiero"

Hoy en día donde esté una buena teleconferencia por Skype que se quite lo demás... yo cuando me voy de viaje les cuento cuentos a los peques de esta forma.

rozio dijo...

¡¡¡virtu!!! ¡¡¡cotilla!!! :-)

¿y no pensaste en quemarlas sin leerlas? Como dice "titajú" pueden caer en malas manos... si no cayeron ya ;-) :-P

Buf! a mi hurgar así en la intimidad de otra persona "me da cosa"... hasta leí tu entrada por encima...

Virtu dijo...

Quemarlas nunca, forman parte del "pasado", son recuerdos valiosísimos para mis hijos, del amor que se tenían sus tíos, como voy a eliminarlas de un fogonazo....y tranquila Rozio, que aunque hayas leído por encima, sólo has leido la tercera parte de una de ellas...

PMM dijo...

Sí que son recuerdos valiosos, dejar la constancia de que alguna vez alguien sintió todo eso es bonito. Yo siempre guardo alguna de las mías, por si mis descendientes las encuentran cuando yo ya no esté.

Anónimo dijo...

Oye, la 1º carta es una cancion de Camilo Sesto, hace ya un porron de años que la cantaba, bueno mas bien la narraba y de fondo una musica de chichinabo que en aquello tiempos nos ponian tiernas y sensibles,la cancion se titulaba no sabes cuanto te quiero, de todas formas esta muy bien. Saludos