Llueve en primavera. Y cuando llueve me encanta la soledad. Me gusta poder percibir el tintineo de las gotas de lluvia sobre los cristales, sobre el tejado. Me gusta el ajetreo con el que se desliza el agua por los canalones del edificio. Me gusta esperar que la tormenta amaine, tumbada sobre el sofá, con pijama, bata y calcetines de abuela; arropada bajo una manta de pura lana virgen. Sólo yo y el silencio del hogar (quizás la compañía de un buen libro, pero lo demás me sobra).
La lluvia hace posible ese encuentro conmigo misma, tan necesario a veces… estoy en calma, me relajo y con cada gotita siento que se van todas las vibraciones negativas, me purifico, me positivizo. Cuando por fin acaba de llover, me noto ligera, libre.
Ahora sí, sí puedo, puedo con todo y con todos.
Si me faltara la lluvia, no podría, no sabría. Me sentiría como el agua estancada, pesada y muerta.
Si hasta el sol necesita de la lluvia para mostrar los impresionantes colores del arco iris.
(Lo importante, siempre, es ver el lado positivo de las cosas...)
4 comentarios:
Vale, pues si necesitas la lluvia me puede valer. Pero ahora que ya la has tenido, yo y mis deshidratados discos intervertebrales necesitamos el sol..... Pero a la de Ya.
Porfaplease.
Buen fin de, guapiña.
Pues... si me pones encima una manta de pura lana virgen, tendréis que llevarme a urgencias.
A mi me gusta la lluvia (moderadamente) y también el sol (moderadamente).
A mi también me encanta el sol. Tanto o más que la lluvia.
Y este año, ya estoy saturada de tanta lluvia, todo hay que decirlo...necesito también YA unos buenos rayitos de s
Lo ideal es la combinación dea mbas cosas. Lluvia y sol, para apreciar las ventajas de cada uno.
A mí, personalmente mucho sol me cansa, entre otras cosas porque me baja la tensión.
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