Feeds RSS
Feeds RSS

lunes, 19 de septiembre de 2011

Desaparecer...


Cuando era pequeña y no conseguía dormirme, o me despertaba sobresaltada por un mal sueño, me colaba sigilosamente en la cama de mis padres, como hacen ahora mis hijos muchas noches.

Mi madre cuidadosamente me pasaba su brazo por debajo de mi cabeza, me abrazaba y me susurruba al oído un “duerme” y todas mis pesadillas se iban desvaneciendo, poco a poco.

Por las rendijas de la persiana se colaba la luz de las farolas encendidas en la calle y se reflejaba en el techo de la habitación. Aquellas líneas discontinuas sólo se borraban cuando pasaba algún coche por la calle, primero uno, luego dos, y tal vez tres....y poco a poco el sueño regresaba otra vez hasta el día siguiente.

Quién me diera volverme pequeñita otra vez y desaparecer entre los brazos de mi madre, a la de una, a la de dos, a la de tres... ¡lo que yo daría!



martes, 6 de septiembre de 2011

El regreso de la Cuchipandi

Con la llegada ayer de nuestra querida Ju desde las lejanas tierras del IUESEI, tengo el honor de anunciaros que la Cuchipandi está de nuevo ¡al completo!. Qué se prepare Coruña, qué se preparen los karaokes de toda la ciudad y qué se preparen los vecinos, los de arriba, los de abajo y los de más allá…

La que faltaba llegó ayer flanqueada por cinco hermosas maletas al aeropuerto de Madrid, Barajas, con unas ojeras como las mías y con unas raíces en el pelo, tipo “supervivientes” o más bien tipo “secuoya” (no por lo de longevo eh!). Nada que no se pueda reparar con unas horas de sueño y una sesión doble de peluquería. A su queridísima peluquera se le dibujó el símbolo del $ en ambos los dos párpados, tal caja registradora, en cuánto la vio pasear por el barrio.

A tales horas aún estará colocando todo lo que trajo en sus maletas y darles a las pobres unas merecidas vacaciones en el trastero de su casa, o quizás algunas reciban la jubilación anticipada, dichosas ellas….no como otras.

Pero mi Ju, a pesar de estar casi tres meses en el paraíso se acordó de sus amigas, por ellas y sólo por ellas regresó. Y nos trajo muchas cositas, a cada una lo suyo y ahí no adelanto nada que es secreto de sumario, pero todo ha sido minuciosamente escogido. Atendió a nuestras peticiones y nos trajo lo más aprovechable de un yankie-boy: un busto sin cabeza… debe ser para seguir esa tradición tan curiosa de comerse todo menos la cabeza.

Raquel y Claudia están guapísimas pero ¡¡qué bien les ha sentado el paseo por yankiland!! Me ha encantado escuchar a Raquel porque se la pegado el acentillo. Menuda experiencia….

A Cj lo he visto como siempre, quizás con algo más de pelo (en el entrecejo, no vayáis a pensar mal ji ji) y con el mono de subirse a un bus urbano. Claro, estos yankies tendrán de todo, pero buses como los nuestros….nooooones, y encima con marchas! La vuelta a los orígenes…..

Juuuuuuuuuuu, que te quiero, que me alegro de que hayas vuelto, que ya me tardabas. Nos queda todo el invierno para hacer muchas cosas juntas, porque esto es…. “el regreso de la cuchipandi”

jueves, 1 de septiembre de 2011

Rebobinando…la pesadilla de mi lavadora

Rebobino, porque se me pasó contaros lo de la lavadora. Ya sé que muchos ya sabréis lo de mi lavadora pero otros tantos no lo saben y también lo cuento, como pasa en los documentos importantes, “para que conste”.

Yo tenía una lavadora. Era un encanto. Lavaba, aclaraba, centrifugaba….Hasta que un día, allá por finales de junio, decidió hacer sólo una de las tres cosas, o lavaba dejando el agua en el tambor , aclaraba sin lavar, o centrifugaba sin haber probado el agua.

E hice lo que se suele hacer en estos casos. Llamar al “doctor”. Y aquí se vino con su pequeño maletín de herramientas. Hicimos las presentaciones, la puse a lavar y la muy asquerosa no falló. Así que el hombre me indicó que era conveniente verla fallar. Pues nada, un ratito hablando del tiempo, yo en mi casa y él para la suya. Al día siguiente puse la lavadora y a la media hora me dijo: “lava tú que yo tururú”. Llamé al técnico y me dijo que la dejara ahí que en 5 minutos venía. No sé lo que serán los 5 minutos para un técnico de lavadoras pero pasaron 4 días y allí no apareció nadie. Así que llamé y le dije que el sostén ya me había encogido 4 tallas que si tenía pensado venir. ¿Qué me contestó? Pues que estaba en vacaciones en Benidorm, así que, ajo y agua. ¿He dicho agua? Estoy de un tonto a veces, ainssssss.

Llamé al siguiente técnico, que vino un maletín un pelín más grande y me dije: “éste sabe, éste me la repara!”. Jaaaaaaaaaaa. Lo mismo de lo mismo. “Hay que verla fallar, tiene que aparecer un error en pantalla, porque con el error yo ya sé, bla bla bla….”. Así que se repite la misma historia. La pongo, falla, llamo y me dice que en 5 minutos viene a verla. Lo que no sé es desde dónde, pues a día de hoy todavía no vino. Esto me pasa por buscar técnicos en la Conchinchina.

Os preguntaréis qué hacía con la ropa mientras tano, no? Pues como un sherpa, cargada con los fardos de mi casa a casa de mi madre, que está dos manzanas más abajo. Lo de ir a lavar al río ya no se lleva y pilón, lo que se dice pilón, no existe en esta casa. Pero pensé en instalar uno, que conste.

Bueno, pues ante el panorama y viendo que ya han pasado 5 semanas, decido llamar a otro técnico. Porque la lavadora de apellido AEG sólo tenía 5 años y mis dineritos me costó.

Y llega el tercer técnico. Sin maletín, con dos destornilladores en el bolsillo con los que pudo levantar la tapa de la lavadora y ver el “bicho” por dentro. La puso al máximo (quiere decir el lavado más largo y a 90º) y nada, tras 45 min dándole al pico, la lavadora como una rosa. Sin código de error y más ligerita que nada. Ya me resigno y le digo lo habitual: “bueno, voy a meterle ropa, lavado normal y cuando falle te llamo”. Sólo que esta vez no tuvo tiempo a marcharse, porque la lavadora, ¡por fin!, decidió fallar. Peeeeeeeero, siempre hay un pero, no mostró ningún código de error y así el pobre del hombre no pudo saber (si lo sé me hago técnica de lavadoras). Me cuenta que hay un test de diagnóstico pero no recuerda como hacerlo, que se va a informar y que ya volverá. ¿Volverá? Jaaaaaa.

Esa misma noche me busco la vida, ¿por qué no lo habré hecho antes? Y en SAN google encuentro un foro que hablan de la lavadora, de los códigos de error, de cómo hacerle el dichoso test y hasta abro una consulta. Me responden que si tras pasar el test, la lavadora sigue sin mostrar ningún código de error, el problema viene siendo de la placa (un pequeño ordenador de a bordo). Que cambiarlo me supone 180 euros, que viene sin programar y que sólo lo hacen los técnicos oficiales (el segundo que vino era oficial). Así que sin maletín y sin nada, con el portátil sobre la lavadora me pongo manos a la obra. Lucecitas por aquí, lucecitas por allí y ningún código de error. Resultado: dateporjodidaquerida, te quedaste sin lavadora.

Así que como internet se portó como un verdadero técnico, al día siguiente empecé la búsqueda de mi lavadora nueva. Y la encontré 100 euros más barata que en cualquier tienda, a los cuatro días la tenía en casa y lavando, y por dejar un comentario positivo me hicieron un pequeño obsequio. ¿Queréis más?

Y como la quiero yo a esta mi nueva lavadora, que hasta le hice una fundita y todo. No pienso llamar a un técnico en lo que me queda de vida. Y luego dicen que hay crisis…