Últimamente ando de la ceca para la meca y viceversa, todo el día en el camino. Los niños se encuentran en periodo de asilvestramiento y de vez en cuando, a una que le entra la “morriña”, pues se acerca a ver cómo va el proceso. Y ¡madre mía!, lo que me espera en septiembre…mejor ni pensarlo.
Y ayer, paseándome por el huerto de Adri, me ha llamado la atención lo que han crecido los girasoles. Supongo que lo que ha llovido, llueve y lloverá ha tenido mucho que ver.
Adri está todo orgulloso, porque son SUS girasoles. Lo único que le preocupa es que tengan su cabecita tan gacha y me pregunta: “mami, y ¿por qué mis girasoles miran hacia abajo?, parece que están tristes…”.
Y yo le digo: “de tanto que han girado buscando el sol, se han mareado un poco y se han puesto a descansar, eso es todo”.
“Este tiempo es un asco, mami”. Me dice mientras se calza sus botas de goma.
Cierto, cierto. Pero algún día saldrá el sol, algún día…
5 comentarios:
Y qué falta hace que salga el sol... Por donde quiera... Pero que salga de 1vez.
Totalmente de acuerdo con Adri.. tan pequeñito y ya dandose cuenta de donde vivimos. Queremos sol y calor!!! para poder disfrutar de nuestras maravillosas playas!!!!
Algún día, sí, pero ¿cuál? No me gustaría jubilarme sin volver a ver el sol y a este ritmo, ya empiezo a dudarlo.
Los girasoles, geniales. ¿Por qué no haces un cuento sobre ellos y por qué están cabizbajos? ya que no podemos ir a la playa, al menos fomentar la vena literaria ¿no?
Pues no me estraña que se mareasen...Donde esta el sol????
Jolín!! Pobrecitos girasoles. Si que dan pena. Pues sí que parece buena idea que escribas un cuento.
Dile a tu pequeño que tiene que cultivar champiñones ...o percebes, que nunca se sabe, porque con lo que tenemos encima...
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