Dentro de unos días se cumplirán algo más de dos décadas de su partida a esa preciosa y brillante estrella. Una estrella que me recuerda que sigue aquí, cerca de nosotros, a pesar del tiempo.
¡Cuántas cosas me enseñaste abuela, cuántas...! a pesar de que tú ni tan siquiera sabías leer ni escribir. Me enseñaste el valor de las pequeñas cosas. Ver el mundo a través de la lente pequeña y apreciar los pequeños detalles, detalles como sentir que estamos vivos, decirle a alguien que le queremos y expresarlo con un gesto, apreciar el aroma a hierba seca, a verano, saborear un café de puchero al lado de una lumbre, el placer de escuchar a otro, de cantar, de sonreír, darlo todo por otro, la familia, levantarse con el canto del gallo al amanecer, respetar la naturaleza, la amistad, el compartir, las risas, ….tantas y tantas cosas.
Y cierto es que un niño es fácil de impresionar pero mi abuela me tenía totalmente impresionada, fascinada, sobre todo cuando sin utilizar ningún tipo de herramienta apartaba las brasas incandescentes del fuego o cuando arrancaba las ortigas que iban creciendo en las partes más sombrías alrededor de la casa, con sus manos. O cuando de repente yo dejaba caer un pollito y quedaba desplomado y ella lo cogía con sus manos, soplaba y el pollito volvía a revivir. O cuando, al mediodía, mientras todos dormían la siesta, yo me asomaba a la escalera y la veía peinarse su larga melena, negra, sin una sola cana, preciosa y que luego mantenía oculta debajo de aquellos pañuelos meticulosamente atados en la nuca. Me fascinaba.
Mi abuela también me enseñó hacer quesos. Todos los días hacíamos quesos. Ella los suyos y yo los míos, del tamaño de mis puños. Una vez al mes se iba a la feria y se vendían, ¡qué ilusión me hacía! Nunca más volví hacer quesos.
Cuando me vine para Coruña con mis padres, fue a quien más eché de menos, a mi abueliña, a mi mamaiña. Mi madre me daba un duro todas las semanas para chuches. Bueno eso es lo que mi madre pensaba porque yo los fui ahorrando y cuando creí que tenía suficientes se los llevé a mi abuela y le dije “para que te compres un pisiño como el de mamá, allí a mi lado”. Nada me hubiera gustado más que tenerla a mi lado. Pero no pudo ser. Ella pertenecía al campo y yo ahora no sobreviviría allí, me hice muy “urbanita”.
Mi abuela era especial, como todas las abuelas, pero la mía además tenía una debilidad.... le encantaban los lacasitos. Y encima yo nunca le dije lo que eran, siempre le decía que eran pastillas para la tos y siempre me decía “Mariña, si vienes el próximo fin de semana a ver si me traes las pastillas de la tos que en la farmacia de Sobrado las hay de un sólo color pero no te son tan buenas”. ¿Y yo? Mandadita, mandadita.
Un beso, abuela.
18 comentarios:
Que bonito Virtu, sabes yo solo conocí a una abuela...el resto ya habian muerto cuando yo nací, y la que conocí(sin exagerar) la ví 15 veces en toda mi vida, joooo, cada día me doy más cuenta de que me faltan muchisimas cosas en mi vida!!! que asquito chica
Pues yo también soy de las afortunadas, como tu, de tener una abuela especial!!! No compartí (ni comparto) tantas cosas como tu porque no vivimos nunca juntas, pero es igual. Tienes mucha suerte de haber tenido una abuela tan buena, porque es verdad que te enseñó valores que sabes llevar a cabo todos los días!!! Un beso Virtu
Que entrada mas bonita y tierna..Me recuerda mucho a la mía, no sé si será porque más o menos pertenecieron al mismo mundo rural. Tu abuela en Sobrado y la mía en Arzúa. Ya pueden pasar 20,30...años que nunca nos olvidaremos de todas esas cosas que nos enseñaron. Un besiño
Esta entrada es un precioso homenaje a nuestros mayores. Gracias Virtu. Menos mal que Titaju, os leyó la cartilla y ahora nos podemos deleitar de vuestras experiencias y por ello le doy las gracias. ¡Que relato mas bonito!
Que bonito !!!!!!!!!! entrañable,familiar, me encanta Virtu, me has hecho recordar pequeños detalles de mi abuela y sonrio pensando en ella. La mia se fue hace años también, pero reconozco que la disfrute hasta el final y sobretodo la disfrutó uno de mis hijos.
Precioso, bsos patri
Esa entrada tenías que haberla puesto mucho antes, Virtu, muchísimo antes.
Nosotros somos una familia muy grande, pero no somos muy cariñosos.
No tengo recuerdos gratos de mis abuelas, sólo relatos de tiempos pasados. No recuerdo ni un sólo abrazo de mi abuela materna, y mi abuela paterna, Julieta, era tan borde como yo ahora. cortadas por el mismo patrón.
Con 18 años, cuando marchamos a Motril, conocí a mi tía abuela, Sinda, y ella me dio en doce años todo el cariño que mis abuelas juntas no supieron dar.
Mamá Sinda hacía el pisto más rico del mundo, y era muy simpática. Cuando me volvía a Galicia, siempre le decía:
-"Espérame, que volveré a verte"
Y siempre me decía que me esperaría, hasta que un día me dijo que ya le resultaba difícil. Fue la última vez que la vi.
Si algún día llego a abuela, sé positivamente que voy a ser como mi abuela Ju; tonterías las justas y con el cajón de la mesita del teléfono lleno de chocolate negro.
Ojalá la otra abuela de mis nietos sea como la tuya, o como tía Sinda.
Virtu, me has hecho llorar de emoción porque yo también echo mucho de menos a mi abuela paterna, que era muy parecida a la tuya.
Y por el detalle tuyo de ahorrar para que se comprara un piso al lado tuyo...
¡¡Que maravilla de abuelas!!
Besinos.
Virtu, me has hecho llorar de emoción porque yo también echo mucho de menos a mi abuela paterna, que era muy parecida a la tuya.
Y por el detalle tuyo de ahorrar para que se comprara un piso al lado tuyo...
¡¡Que maravilla de abuelas!!
Besinos.
Virtu, qué forma tan bonita de pintar esa conexión especial que suele haber entre nietos y abuelos... hay que ver cómo se entienden sólo con la mirada.
Pocos recuerdos me quedan de mis abuelos, pero puedo decirte que ver a mi propio padre ejerciendo de abuelo fue algo increíble; de ser un cascarrabias con los hijos pasó a ser un abuelo adorable para sus nietos.
(A ver ¿qué es eso de los pollitos?
¡¡¡Virtu, compañeira!!! ...Qué calladito te lo tenías)
Oye Vane, te das cuenta que todavía eres muy joven??? Creéme cuando te digo que mi abuela a tu edad tendría las mismas razones o quizás más para decir lo mismo que tú dices. Pero al final de su vida,el balance fue del todo positivo.
Moni,tú tienes todavía la suerte de poder disfrutarla. Aprovecha cada minuto, cada segundo.
Tiene que ser eso, Conchi... En el rural siempre te encuentras pequeños tesoros...nuestras abuelas lo son.
Nano, qué seríamos sin nuestros mayores...!!
Patri, hablando de abuelas, la ternura está garantizada, verdad?
Ju, no sé porque te empeñas en ser siempre la mala..es un papel que no te corresponde. Te veo como la mejor de las abuelas. Si tienes un corazón proporcional a tu tamaño, como vas a ser tan ñoña, nada, nada ...¡imposible!
Sunny,también hablo de mi abuela paterna. Para mi fue muy duro venirme para Coruña con dos personas que apenas no conocía aunque eran mis padres y dejar a los que ya reconocía como tales. PEro ratito que tenía, ratito que me escapaba para allá.
Matapollos, a mi padre le pasa lo mismo que cuentas, a veces me quedo como hipnotizada mirando y parece que estoy mirando a otra persona completamente diferente...
Y lo de los pollos, me encantaba apretarlos, como "muestra de cariño", pero apretaba demasiado y luego los echaba a volar y no volaban, debía ser que todavía no tenían plumas...
¿ves? escribes como nadie!!! Ya echaba de menos estos relatos tuyos! ¡Precioso!
Nuestras familias son bastantes longevas y Héctor ha tenido la suerte de conocer a su tatarabuela y todavía le quedan bisabuelas (los "os" han caido algo antes) :-( ... Y los peques disfrutan en medida de lo posible (estamos algo lejos) de todos los abuel@s y relativamente jóvenes por lo que espero que les saquen partido y algún día escriba/n algo tan bonito como lo has hecho tú (aunque no lo haga/n tan bien... que tú para esto tienes arte).
Besos y enhorabuena!! y no dejes de escribir! para esto intenta sacar alguna "hora extra" ;-)
Lacasita, que sepas que me ha encantado esta entrada!!
yo sólo conocí a una abuela y... Curisamente, no me había dado cuenta hasta ahora que en un par de días hará 20 años que se murió... En Junio de mi 8º de EGB entre exámenes finale sy de repente. Yo la quería...
Antonciño tiene a tres abuelos y tres bisabuelos y TODO lo que pueda aprender de ellos será una maleta para la vida, una maleta llena que no pesa pero ayuda.
Saludiños.
Me ha emocionado esta entrada, Virtu, pero no me extraña nada, porque pocas veces he visto a personas con una calidad humana como la tuya, y con esta entrada me explico muchas cosas.
Biquiños.
La gente mayor es especial. En mi aldea, como te puedes imaginar, la mayría cerca de los 70 años, y te lo pasa genial oyéndolos. Te cuentan cosas increíbles y maravillosas. Besoso desde aquí para tu abuela
Llevo muchos días, semanas, .... leyendo tu blog Virtu... Hoy ante las "abuelas" he caido rendida, no puedo dejar pasar esta oportunidad de escribirte.. Cuantas cosas hemos aprendido y cuantas cosas nos han enseñado, cuantas veces han caminado a nuestro lado aunq a veces sea en la sombra... Yo tengo la suerte de seguir disfrutando de su persona, de convivir frecuentemente con ella... De hacer kms y kms todo los findes para ir a verla, para admirarla y para aprender seguir aprendiendo de ella que no se debe perder el aliento por muy duro que sea el caminar...
Joooo, y tantos días y tantas semanas y no me sé tu nombre, ainsssssss!!
sólo el nombre....;-)
Bienvenid@ Besiños.
Si que lo sabes pero ya sabes que esto de la informatica no es lo mío, no sé donde narices hacerlo, me doy de alta y no me sale... Y LO HE INTENTADO! JEJEJEJE
pues no, vir, no era yo..., aunque sí que parecía verdad?
Gracias. Te quiero mucho.Ya me entiendes verdad?
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