Ya sé que últimamente no me paseo mucho por aquí. Y es que por mucho que una intente sumarle horas al día y estirarlo como un chicle... lo cierto es que no, no se puede. Y cuando te pasas la mitad del día tecleando/ratoneando, para intentar acabar hoy lo que tendrías que tener acabado ayer, lo que menos te apetece al llegar a casa es más de lo mismo.
Lo que toca estos días es hacer balance del año que está a punto de terminar pero a mi no me gusta hacer ningún tipo de balance (ni de este año ni de ningún otro). Lo que pasó pasó y lo que no pudo ser, pues no pudo ser. ¿Hoy no me tocó la lotería? Pues será que me va tocar el año que viene. No le voy a dar más vueltas. Adri aprobó todo. Hoy soy feliz.
Lo que sí me gustaría deciros es que este año ha sido uno de los que recordaré el resto de mi vida. Y no por el ritmo frenético de trabajo, nooooo, por eso no. Ha sido un año “rosa”. Rosa porque conocí a gente maravillosa que no ha hecho más que completar la que conocí el año pasado.
Mis niñas Conchi, Luci y Sonia que me acompañan, junto con Vane, mi jornada laboral con sus correitos mañaneros. Son mis terapeutas pesonales, sentimentales, laborales.... son ¡¡tremendas!! Son mis quitapenas.
Beíta que también me acompaña con sus correos, aunque menos, e intercambiamos experiencias de madres, de esposas, de hijas, de nueras....de todo.
Teté, que se queja de que la tenemos abandonada y que es la menos querida.... Y lo cierto es que sí, que la tenemos un poco abandonadita (je je je) pero la queremos como la que más, un cielo de niña es.
Yoya y Lore son con las que menos he tratado, pero los ratos que hemos estado juntas han sido momentazos. Risas y más risas.
No quiero olvidarme de Ju ni de Pili, porque ellas han sido las primeras. Son especiales. Os quiero mis niñas.
A todas ellas, con las que formo un grupo muy especial (“las panteritas rosas”), y a todos vosotros, al resto de mis amigos que no he incluído aquí pero que seguís estando presentes en mi vida, a todos los que quiero, desearos una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo 2011.
Mi deseo para el año que viene: “Que tu felicidad no se rinda”. Que es justo lo que nos desean estos pequeduendes con su mensaje super-especial...
Lo que toca estos días es hacer balance del año que está a punto de terminar pero a mi no me gusta hacer ningún tipo de balance (ni de este año ni de ningún otro). Lo que pasó pasó y lo que no pudo ser, pues no pudo ser. ¿Hoy no me tocó la lotería? Pues será que me va tocar el año que viene. No le voy a dar más vueltas. Adri aprobó todo. Hoy soy feliz.
Lo que sí me gustaría deciros es que este año ha sido uno de los que recordaré el resto de mi vida. Y no por el ritmo frenético de trabajo, nooooo, por eso no. Ha sido un año “rosa”. Rosa porque conocí a gente maravillosa que no ha hecho más que completar la que conocí el año pasado.
Mis niñas Conchi, Luci y Sonia que me acompañan, junto con Vane, mi jornada laboral con sus correitos mañaneros. Son mis terapeutas pesonales, sentimentales, laborales.... son ¡¡tremendas!! Son mis quitapenas.
Beíta que también me acompaña con sus correos, aunque menos, e intercambiamos experiencias de madres, de esposas, de hijas, de nueras....de todo.
Teté, que se queja de que la tenemos abandonada y que es la menos querida.... Y lo cierto es que sí, que la tenemos un poco abandonadita (je je je) pero la queremos como la que más, un cielo de niña es.
Yoya y Lore son con las que menos he tratado, pero los ratos que hemos estado juntas han sido momentazos. Risas y más risas.
No quiero olvidarme de Ju ni de Pili, porque ellas han sido las primeras. Son especiales. Os quiero mis niñas.
A todas ellas, con las que formo un grupo muy especial (“las panteritas rosas”), y a todos vosotros, al resto de mis amigos que no he incluído aquí pero que seguís estando presentes en mi vida, a todos los que quiero, desearos una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo 2011.
Mi deseo para el año que viene: “Que tu felicidad no se rinda”. Que es justo lo que nos desean estos pequeduendes con su mensaje super-especial...